Susanita tiene un ratón.
También tiene a Felipe, su novio.
Su relación no está mal (1), se conocieron en el barrio: amigos en común, jugar juntos en las calles desde la infancia, las dos familias han sido vecinas de toda la vida; en fin, que terminaran enamorándose, era inevitable y bastante fácil de predecir.
Cuando Susanita todavía frecuentaba a sus amigas y amigos, reían y le decían que Felipe de perfil, parecía una zanahoria metida en un zapato; ella reía con ellos, pues era una broma vieja; pero en secreto, Susanita se imaginaba (+1) a su novio más hermoso que el galán mas cotizado de la telenovela que su mamá veía por televisión, todas las tardes en horario estelar de las 8.
Sin embargo las bromas cesaron, porque ella dejo de ver (+1) a sus amigas y amigos eventualmente; ellas y ellos también, un poquito hasta el hartazgo de que Felipe fuera siempre el tema único (+1) de la muchacha. Y es que el amor que sentía por Felipe era tan grande y verdadero, que ella no necesitaba de nadie más.
Felipe era para Susanita su mejor amigo (+1), su único cómplice (+1), el receptor de toda su lealtad y su fe (+1), el único ante quien ella era genuinamente ella (+1). Susanita podría seguir a Felipe hasta el fin del mundo (+1), porque le amaba aún, incluso con los ojos cerrados (+1).
Él era su voz (+1), su paz (+1), su mundo (+1). Era la voz con la que Susanita se expresaba cuando no quería decir ni una palabra (+1), su cobija para el frío (+1), el motor para su risa (+1) y su inspiración para amanecer cada mañana (+1).
A Susanita la complacía sobremanera amar de esta forma, porque ella bien sabía que este era amor de verdad; como el que aprendió tarde tras tarde viendo las novelas (+1) que tanto le gustaban a mamá, en el horario estelar de las 8, en la tele; y es como aprendió, oyendo las canciones de amor y desamor que sintonizaban en la radio.
Cuando ella se planteaba cualquier meta, Felipe, obviamente, iba incluido en el plan (+1), cuando ella perseguía un sueño (+1), cuando se comprometía en algo (+1), nunca iba ella sola. Porque desde que tenía a Felipe, ella jamás volvería a estar sola.
Felipe tiene novia, es Susanita.
La relación no está nada mal (1); se conocen de toda la vida, hay confianza entre ambos y él se divierte con las ocurrencias de ella. Felipe además, ve a los amigos que antes eran de ambos, y ahora son sólo suyos. Se reúnen aún en el Almacén de Don Manolo, y de ahí salen a filosofar sobre la vida y el mundo, pero Susanita ya no va; ella ahora es seria y ha madurado.
Con el tiempo, la relación entre Susanita y Felipe acabará, porque incluso la relaciones buenas, también terminan. A ambos les dolerá separarse, porque se querían, porque probablemente se quieren todavía; pero para los dos estará claro que despedirse, es lo mejor.
Sin embargo no les dolerá igual la ruptura, a Susanita le va a doler más, mucho más. Te explico la razón, pero entendamos que para ambos, de inicio, la relación tenía valor de 1 punto.
¿Te parece poco 1 solo punto?; lo que pasa es que en la vida de la una y del otro, había otras cosas, relaciones y circunstancias también valiosas, que igualmente aportaban 1 punto cada una, y todos esos puntos juntos, daban a sus vidas un gran valor.
Pero luego, cada cual gestionó distinto la relación que compartían.
Para Felipe, la relación era muy buena y se sentía cómodo formando pareja con Susanita, pero también se sentía cómodo con sus amigas y amigos, con sus actividades, con sus asuntos que solamente eran de él. Por eso, cuando la relación acabe, Felipe afrontará el duelo de la pérdida para resolver el dolor que sentía en magnitud de solamente 1 punto.

Para Susanita, en cambio, la relación era su mayor apuesta, si no es que la única; y si bien en principio había muchas fuentes de valor en su vida, ella fue renunciando a cada una de ellas, y ese valor pretendió extraerlo de su relación. Idealizó, magnificó, centró todo en su relación con Felipe, y convirtió su vínculo en su único mundo, agregando múltiples +1’s a una relación entre dos personas, que si bien es algo importante, no debiera ser lo más importante.
Sin Felipe, Susanita deberá resolver el duelo para un dolor en 20 puntos de magnitud, porque durante la relación, ella no moduló el grado en que se involucraba.
¿Porqué se arriesgó tanto?; porque ella, probablemente al igual que tú y que yo, ha crecido en una cultura que la incitó a amar con arrebato y sin mesura, exaltando las emociones y disolviendo la individualidad en favor de una existencia compartida. Eso suena muy bien, pero ¿que compartirás con el otro, si te has fusionado con el?, o con ella.
Alguien debió de avisarle a Susanita que una relación, no por ser buena, está exenta de terminarse; que si lo diste todo en una relación, al final de ella te quedarás sin nada, sin amigos o amigas, sin identidad, y sin mundo, porque elegiste a pulso que él o ella se volviera tu mundo. Que terminara enamorándose y saboteando su relación, era inevitable para Susanita y bastante fácil de predecir.
A Susanita ya sólo le queda un ratón, pero, es que le ha tocado que este texto se enfocara nada más en ella. ¿Pudo haber sido al revés, y que el rol intenso le tocara a Felipe?, sin duda que si.
Cualquier persona que ingrese en una relación de pareja sin calibrar adecuadamente sus afectos, sin modular su involucramiento, o igual, sin dimensionar la posición de centralidad en la que coloca esta relación, va a experimentar un dolor innecesariamente grande cuando el vínculo se rompa.
Una relación que termina, que ha sido bien llevada, también va a doler; pero tendrás a tu alrededor un mundo de recursos y relaciones para ayudarte a sanar tu duelo.