La terapia no es para volverse perfecto, sino para volverse uno mismo; la curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, solo hasta entonces, puedo cambiar.
Carl Rogers, psicólogo (1902-1984)
La psicoterapia es una herramienta transformadora que permite a las personas conocerse mejor, entender sus emociones y mejorar su bienestar emocional. A lo largo de este artículo, te contaré cómo es un proceso de psicoterapia conmigo, qué puedes esperar en las sesiones y cómo trabajaremos juntos para alcanzar tus objetivos.
La psicoterapia puede parecer, desde fuera, simplemente una conversación relajada entre dos o a veces, más de dos personas; sin embargo, se trata en realidad de una intervención estratégica, profundamente estructurada y basada en un modelo científico. Si bien las técnicas para conducir el proceso terapéutico varían, lo fundamental en todo proceso es el vínculo de confianza y seguridad que se construye entre la o el terapeuta y la o las personas que asisten a terapia. Este lazo permite que la persona se sienta comprendida, escuchada y aceptada sin ser juzgado, lo cual es esencial para avanzar hacia el bienestar.
El inicio del proceso: construir confianza
En el momento en que decidas comenzar tu proceso terapéutico, la primera etapa consiste en conocer a tu terapeuta y platicarle acerca de ti; por eso, en la primera sesión hablaremos sobre lo que te ha traído a consulta y cuáles son tus objetivos. Para mí, es importante que desde el inicio sientas que estás en un espacio seguro, donde puedes hablar libremente de cualquier tema que te preocupe.
Durante estas primeras sesiones, no solo estoy escuchando tus palabras, sino también prestando atención a tus gestos, emociones y cómo te expresas. Esto me ayuda a tener una visión más clara de tu situación. Muchas veces, lo que parece ser un problema en la superficie puede tener raíces más profundas, y parte de mi trabajo es ayudarte a explorar esos aspectos más escondidos.
El ritmo de la terapia: a tu propio paso
Una de las preguntas más frecuentes que me hacen es: “¿cuánto tiempo dura la terapia?”. La respuesta es que cada persona es única, y por lo tanto, no hay un plazo definido para el proceso terapéutico. Algunas personas pueden sentir mejoras después de unas pocas sesiones, mientras que otras necesitan más tiempo para procesar sus emociones y lograr cambios profundos.
Sin embargo, utilizando las estrategias del modelo en terapia breve, me gusta que al final de cada uno de las sesiones puedas contar con al menos alguna estrategia aplicable, para ir materializando cambios en dirección a tus objetivos, esto incluso, en la primera sesión.
Lo importante es que sientas que el ritmo de tu proceso te es cómodo. No hay prisa ni presión para “sanar” rápidamente; lo más importante es que cada paso que tomes sea significativo y te acerque a tu objetivo de bienestar. Juntos evaluaremos regularmente tu progreso y ajustaremos las sesiones según tus necesidades y cómo te sientas en cada etapa del proceso. Por eso es importante que sientas la confianza de compartir tu opinión crítica en cualquier momento del proceso terapéutico.
Herramientas para el día a día
La psicoterapia no es solo algo que sucede durante la hora de la sesión: mi objetivo como terapeuta es darte herramientas cotidianas que puedas aplicar en tu vida diaria para mejorar tu bienestar emocional. A lo largo de las sesiones, hablaremos acerca técnicas de manejo del estrés, estrategias para mejorar la comunicación en tus relaciones, métodos para regular tus emociones y etcétera.
Algunas de las técnicas que pueden ser útiles incluyen:
- Técnicas de relajación y mindfulness: estas prácticas te ayudarán a calmar tu mente y a estar más presente en el momento, lo cual es clave para reducir la ansiedad y mejorar tu bienestar general.
- Reestructuración cognitiva: como parte de la terapia cognitivo-conductual, consiste en aprender a identificar y cambiar los pensamientos negativos, esta es una habilidad fundamental para mejorar tu salud mental y emocional.
- Journaling y escritura terapéutica: a veces, escribir sobre tus emociones puede ayudarte a procesarlas mejor y a encontrar nuevas perspectivas sobre tus problemas.
La importancia del compromiso en la terapia
Si bien mi rol como terapeuta es guiarte y acompañarte en tu proceso, la terapia es un trabajo en equipo. Tu compromiso con el proceso es fundamental para que veas los resultados que deseas; esto incluye asistir regularmente a las sesiones, mantener tu propio honestidad contigo y, sobre todo, tener apertura a explorar aspectos de ti que tal vez no habías considerado antes.
Todo en confianza, yo te estaré acompañando de forma ética y profesional.
La terapia puede ser un proceso desafiante, especialmente cuando empezamos a abordar temas que has evitado por mucho tiempo; sin embargo, es precisamente en esos momentos de incomodidad donde ocurre el mayor crecimiento. De nuevo, mi compromiso es estar a tu lado, apoyándote en cada paso, incluso cuando el camino se vuelva difícil.
¿Qué esperar al final del proceso?
Otra pregunta muy frecuente es: “¿cómo sabré cuándo estoy cerca de terminar la terapia?”. La verdad es que el final de la terapia no es un momento fijo ni una meta preestablecida: generalmente, sentirás que has alcanzado un nivel de autoconocimiento y bienestar que te permite enfrentar los desafíos de la vida con mayor resiliencia y adaptabilidad.
Algunas personas optan por seguir en terapia de manera periódica, aunque ya no estén lidiando con problemas graves. Esto puede ser útil si quieres seguir profundizando en tu crecimiento personal o simplemente mantener un espacio para reflexionar sobre tu vida.
Otras personas, en cambio, se sienten listas para concluir el proceso una vez que han alcanzado los objetivos que se propusieron al inicio de la terapia. El final de la terapia es una decisión conjunta, pero la última palabra la tienes tú, como líder de este proyecto que es tu desarrollo personal; yo siempre te animaré a expresar cómo te sientes respecto al proceso respetaré tus decisiones a lo largo del camino.
Conclusión
La psicoterapia en su esencia, no es solo un medio para aliviar el sufrimiento, sino un espacio de encuentro para ti, contigo. En un mundo donde los estímulos externos parecen determinar el curso de nuestras vidas, la terapia nos invita a volver la mirada hacia adentro, hacia ese territorio interno que a menudo dejamos inexplorado. Nos recuerda que el autoconocimiento es un camino esencial para la libertad y la plenitud, que no estamos condenados a repetir patrones ni a ser meros productos de nuestra historia personal, familiar o cultural.
La psicoterapia podría entenderse como una manifestación de libertad: el acto de tomar conciencia de quiénes somos y de lo que podemos llegar a ser. Nos ofrece la oportunidad de comprendernos desde diferentes enfoques y sistemas, de romper con los esquemas limitantes y de abrazar nuestra capacidad de cambio. Como afirmaba el filósofo existencialista Jean-Paul Sartre, “estamos condenados a ser libres”, y esa libertad conlleva la responsabilidad de elegir quiénes queremos ser, qué relaciones queremos nutrir, y cómo deseamos experimentar la vida.
El proceso terapéutico, en ese sentido, es un puente entre nuestra experiencia subjetiva y nuestras posibilidades objetivas de transformación. Es un espacio donde lo individual y lo colectivo se encuentran, donde las narrativas que nos cuentan y las que nos contamos se reescriben, y donde podemos asumir la autoría de nuestra existencia con mayor consciencia.
Acudir a terapia es un acto de valentía, de vulnerabilidad, y de fe en nuestra capacidad de ser más de lo que creíamos: es la decisión de no huir de la incertidumbre, sino abrazarla como parte del proceso de crecer y de vivir. Y tal como la vida misma, el proceso terapéutico es un sendero que no tiene un destino fijo; es más como una travesía constante hacia una versión más auténtica de quienes somos.