Gracias a las redes, es común que nuestra sociedad esté debatiendo constantemente algún tema que nos interese, preocupe u honestamente, nos perturbe en lo colectivo.

Esta discusión inicia cíclicamente en Facebook o Twitter, por ejemplo, y de ahí se extiende más allá de la Internet hacia los medios (anteriormente llamados “masivos”) de comunicación, y después hacia la sobremesa en los cafés, las charlas de pasillo y etcétera.
Luego regresa a las redes para retomar su fuerza, y el ciclo se repite.
Es por ello que la opinión pública en la actualidad, ha adquirido un carácter más dinámico y dominante en la agenda social; es decir, tanto pone en la mira un tópico tras otro sin demasiada pausa, como somete estos temas a diferentes niveles de análisis que terminan repercutiendo en las políticas públicas e incluso, en la articulación de nuevas jurisprudencias estatales y / o federales.
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