Mexicano, juro de veras que no te entiendo.
Puedo insultarte de mil maneras, pero si menciono a tu madrecita, me arrancas la cabeza de una mordida.

Pueden pasar cien años, pero nunca serás tan viejo para no echar de menos a tu jefecita, que seguramente tienes viviendo a menos de una cuadra, porque seguro, construiste tu casa en el mismo terreno donde está la suya.
Ella es la figura mas importante de tu vida, por encima de tu esposa, tus hijos o de ti mismo.
Te horroriza la posibilidad de que un día te falte y por eso, no es accidental que digan por ahí que los mexicanos nos cargamos un complejo de Edipo del tamaño de nuestro amor por el fútbol.
Déjame decirte algo que quizá te sorprenda: tu madrecita, antes de madrecita santa o madrecita chula, es mujer. Una mujer del género femenino, cromosoma XX y todo lo que conlleva.
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