Regla no. 1 para tener relaciones de pareja saludables, que no terminen explotándote en la cara… ¿a poco no estaría genial que hubiera un manual así?

Pues gracias al psicólogo Paul Watzlawick, quien seguramente se dejó ese apellido nada más por llamar la atención, podemos extraer de sus axiomas de la comunicación 5 bonitas reglas para no sabotear nuestras relaciones con las y los demás. Aquí la primera de ellas, dice: “es imposible no comunicar”.
Dado que hay más de una manera de comunicar lo que pensamos y sentimos, incluso en las ocasiones en las que pretendes no expresar lo que te sucede, de cualquier manera se termina manifestando.
No te equivoques considerando que la comunicación es únicamente lo que expresas con palabras, porque también tu silencio comunica, lo mismo que tu presencia física o ausencia, tus tonos de voz, tus gestos…
De este modo, cuando una persona se propone guardar un secreto, fragmentos de esta información se le van escapando poco a poco, y las personas con quienes convive, terminan siendo receptores de estos mensajes involuntarios. Solamente eres dueño de lo que dices, porque lo que callas es un flujo información que escapa de tu control.
Igualmente, cuando al sentirnos molestos con alguien, elegimos no decírselo, posiblemente nuestras palabras no comuniquen el mensaje de nuestro malestar, pero… de que hay decenas de formas distintas para que el mensaje se manifieste, sin duda que las hay.
Así que, cual opción vas a preferir, ¿hacerte cargo activamente de lo que expresas, o permitir que tu mensaje brote espontáneamente y te agarre en curva a ti, y a quienes sean receptores de esa información espontánea?
Hay quienes eligen hacerse las o los inocentes, y declaran jamás haber dicho lo que efectivamente comunicaron. Ya sabes, la vieja estrategia de lanzar la piedra y esconder la mano. Pero aunque finjamos demencia, o utilicemos las bromas para expresar lo que sentimos, tenemos que hacernos responsables de lo que expresamos, haya sido o no nuestra intención el haberlo manifestado.
En muchas relaciones, la comunicación está bloqueada por malas decisiones asumidas por los miembros de la relación, que prefieren refugiarse en el silencio frente a su pareja, lo que obliga que la comunicación fluya en pedacitos desarticulados. Invariablemente, esto obligará a que alguno de los involucrados se convierta en el persecutor de la información, y el otro en el guardián acérrimo de esa información que no pretende compartir.
Este escenario evidentemente estrangula la relación, pero… ¿es que resulta tan complicado decirnos las netas?
Es frecuente que nos vayamos por la alternativa de quedarnos calladas o callados para evitar conflictos, pero si “es imposible no comunicar”, entonces podemos apostarle a que eso que nos estamos callando, eventualmente se va a manifestar, causando broncas mucho mayores de las que hubiéramos tenido al principio. Entonces, ¿no valdría la pena arriesgarnos a expresar nuestros desacuerdos, iniciativas o malestares con libertad?
Así que, Regla no. 1 para que tus relaciones no te revienten en la cara: debido a que es humanamente imposible no comunicar lo que piensas y sientes, asume el riesgo de expresarte.
Y además, si lo haces con empatía y respeto, seguramente todos salimos ganando.