Vida Estratégica

De individuos a personas

Cuando yo nací, lo primero que fui fue individuo.

Básicamente dedicaba mi vida a alimentarme material y simbólicamente.

Posteriormente descubrí con sorpresa que además de alimentarme de cuanto me rodeaba, también podía aportar al mundo y a los demás.

Fue entonces cuando empecé a ser persona.

Desde la antropología filosófica, alguien que dedica su vida solamente a alimentarse se despersonaliza, quedando en la calidad existencial de mero individuo; pero cuando das es cuando eres persona y reafirmas tu personalidad.

¿Que tan persona vamos siendo?

En esta época donde miramos al prójimo con distancia y desconfianza, solamente jalamos para nuestro molino… nos limitamos a ser individuos

Probablemente, sin darnos oportunidad de desarrollar nuestra “persona”.

Standard
Vida Estratégica

Afilar el hacha y Homeschooling

Cuentan que en un reino lejano, muy lejano, se organizó un concurso de talar árboles y muchos leñadores con experiencia se apuntaron para participar.

Cuando dieron el banderazo de salida que daba inicio al certamen, todos los participantes corrieron hacia su árbol designado, y arremetió cada cual contra el suyo, hacha en mano y determinación en la mirada.

Había sin embargo, un leñador que no tuvo tanta prisa, y en cambio, ocupó parte de su valioso tiempo para afilar su hacha ante el desconcierto de los aficionados, los otros concursantes, y de Willy, el inocente árbol que le tocó derribar y que, habiendo tenido una vida feliz, meciendo sus ramas al ritmo del viento, veía ahora muy cercano el final de sus días.

Conforme la competencia avanzaba, cada participante descubrió que la tarea era más complicada de lo esperado, pues los árboles aguantaban con resiliencia mientras las hachas se empezaban a mellar y los músculos de los leñadores, a fatigar.

Continue reading
Standard
Vida Estratégica

Mis deudas conmigo

Me encantaría saber si también les sucede a ustedes: a mi me ocurre que encuentro mil veces más pesado no hacer todo cuanto dejo pendiente, que hacer una pausa para ponerme al corriente con la tarea que sea, que voy arrastrando.

Las deudas conmigo me arruinan la espalda y se roban mi energía.

Todo cuanto debo hacer, o cuanto quiero pero que una y otra vez postergo, son una fuga y desgaste de mi atención que no les pierde de vista. Un paquete de cookies permanentemente ocupadas en el software de mi consciencia, restándome espacio y memoria en disco.

Al menos en mi caso; pienso que de vez en cuando, vale la pena bajarme del mundo y dedicarle un día a mis pendientes, para volver al trajín mucho más ligero.

El problema es que a veces me habitúo tanto a arrastrar deudas conmigo, que envueltas por el polvo del camino, comienzan a volverse indiferenciadas entre si.

Todas parecen igual de urgentes, todas igual de importantes.

Quizá nunca está de más una lista de “Things to Do”, para no perder la cuenta de esos pendientes que arrastro.

E irlos, claro, progresivamente resolviendo.

Standard