Sexualidades disidentes, Vida Estratégica

Del aborto a la misoginia

“Ay, no…”, dice la gente de buenas costumbres: si fueron tan buenas para abrir las piernas, también deberían ser así de buenas para tener a sus hijos. Y yo por supuesto, me escandalizo en tanto ser humano que soy, en tanto que psicólogo que dicen que soy… y lo mismo en tanto que la neta, a mi me gusta escandalizarme.

Más allá de que presumimos una apabullante misoginia al cargarle a las mujeres el peso total de una concepción no planificada, eximiendo al hombrecito de toda responsabilidad: “finalmente, ya sabes cómo son los hombres, son ellas las que tienen que darse su lugar”, dicen; chale, pensar así es como para volverse locos.

Más allá de esto, que espero que sea lo obvio, hay dos razones desde las que este abordaje retrógrado, me parece alarmante:

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Bitácora de Psique, Sexualidades disidentes

El Lecho de Procusto y la homofobia

Procusto quiso ser un emprendedor desde pequeño, y después de explorar distintos modelos de negocio como la hotelería Bed & Breakfast o los Centros Spa de Tortura Punzocortante, terminó decantándose por la venta de camas a la medida.

En efecto, el ahora Zar de las Camas, reconocía el valor de un lecho cómodo y ajustado para contribuir así al eterno descanso y satisfacción de sus clientes.

La metodología de ventas era tan brillante como elemental: si al recostarse, el cuerpo del cliente era más largo que la cama, Procusto mochaba con un serrucho la parte de los brazos y piernas que sobresalían del lecho, y si el cliente por el contrario, era más pequeño que la cama, entonces solícitamente, Procusto descoyuntaba sus articulaciones a martillazos con el objetivo de estirarlo.

Excelente servicio  ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

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Sexualidades disidentes

Tu no existes

Hoy vengo a hablarte de ti, aunque con cierto cuidado; porque en la superficie todos nos parecemos mucho, pero en lo profundo, nuestras subjetividades nos diferencian.

Yo se que como a mi, no te gusta demasiado que se refieran a ti mediante un adjetivo que no sientes que te describa, como que te digan que “Pareces vieja”, o “mediocre”, “gorda” y así.

A mi no me gusta que me consideren violador y feminicida en potencia, simplemente por ser un hombre… por ejemplo.

Y los científicos sociales conocen la razón de este malestar, ellos dicen: “toda identidad personal necesita del reconocimiento de los demás para consolidarse”. O sea, ¿qué sentido tiene que yo me diga psicoterapeuta si nadie me reconoce como tal?

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