Bitácora de Psique, Vida Estratégica

Desobediencia + Consciencia

En una dimensión paralela, a miles de galaxias de la nuestra, hay un dios que por inventarse algún hobbie, creó un cielo y una tierra con su respectivo Paraíso para lo que se pudiera a ofrecer. Ahí, siguiendo la costumbre de cualquier génesis que se precie de serlo, colocó al Adán y a la Eva de turno.

La polémica entonces se desata: que si no era Eva, que se llamaba Lilith, que si el simio, que la costilla, y Darwin qué se yo; eso nada más sirve para complicar la historia.

Saltémosnoslo.

Ocurrió que ese dios dejó a Adán y a Eva pulular a sus anchas por el Paraíso, sin mediar en la bonita experiencia más que con una simple regla: de ese Árbol del Conocimiento, les dijo, si… de ese que está en el centro del Paraíso, abajo de los reflectores y con bonitos listones de colores que le hacen resaltar 24 horas al día, de ese que tiene unas jugosas manzanas bien sabrosísimas que a kilómetros se nota que serían un tremendo manjar de sólo darles una pequeña mordida, de ese pues, no habéis jamás de comer.

¿Que clase de sádico demiurgo cometería tamaña crueldad de poner la tentación prohibida en tan chulo escaparate y al alcance de los muchachos?

Como era de esperarse, en una de esas que el dios omnisciente y omnipresente se descuidó, probablemente porque le llegó una notificación a su di-vi-no iPhone Infinito, la serpiente aparece en la historia, convence a Eva, muerde la manzana y zaz¡!, se la lleva a Adán, muerde la manzana y zaz¡! de nuevo; llega dios y les pregunta que porque andan tan calladitos y los muchachos henchidos de vergüenza porque ya conocen la diferencia entre el bien y el mal, se tratan de chorear al creador.

Pero dios no es menso, así que les da un di-vi-no jalón de orejas y de una épica patada en sus traseros, los echa del Paraíso.

¿Qué fue lo que pasó? Pues nada, que todo marchó de acuerdo al plan.

En los mitos originarios de muchas culturas, se menciona el esfuerzo del dios o los dioses para diseñar una humanidad ¿perfecta?, y posiblemente la perfección de lo humano reside irónicamente en su inperfec… en su perfectibilidad. Dentro del mito del génesis judeo / cristiano, no puede decirse que Adán y Eva sean seres humanos o sean “personas” todavía porque carecen del mentado libre albedrío, y no tienen la libertad para tomar sus propias decisiones ni el poder para responsabilizarse de sus consecuencias.

Dentro del Paraíso, Adán y Eva no son libres. La narrativa bíblica los describe como animalillos inocentes que rebotan por la Creación sin consciencia de sí mismos; sin apegos o conflictos, sin afectos, sin pasado o futuro, ni nada que los haga humanos, salvo la apariencia.

…que hasta eso, recordemos que ellos no tenían ombligo, ¿dónde entonces se les juntaba la pelusa?

Ahí entonces, aparece la desobediencia como un catalizador para consolidar la obra de dios: eligiendo desobedecer, Adán y Eva se convierten en las personas libres que estaban destinadas a ser, ahora ya a imagen de su creador y dueñas de sí. Porque la libertad por principio no puede ser otorgada ni por los dioses, sino que debe ser tomada, a veces mediante la desobediencia y asumida en primera persona; tanto la libertad, como sus costos.

Por contra, la libertad obsequiada no es otra cosa que una esclavitud disfrazada.

Es por eso que el Lucifer de John Milton se exprime los sesos tratando de entender como fue que todo esto sucedió a espaldas de un dios omnisciente, o si acaso el desarrollo completo de esta historia estuvo de cabo a rabo planeada por su creador. ¿Incluso al revelarse, los tres estarían obedeciendo a dios?

Personalmente, creo que es inevitable admirar un poco al señor Morningstar en Paraíso Perdido, cuando se avienta su TEDTalk acerca de cuán “preferible es reinar en el Infierno, que vivir de rodillas en el Paraíso”. Porque la desobediencia es un ejercicio de la libertad, y promueve el desarrollo de la persona, siempre que se ejecute de un modo responsable: ejercicio de la libertad, y luego responsabilidad frente a las consecuencias.

Pudiera decirse que el ejercicio de la libertad es un juego que consiste en tomar una decisión que generará inevitablemente consecuencias positivas y consecuencias negativas, y posteriormente se abordan nuevas decisiones secundarias con el fin de minimizar las consecuencias negativas y maximizar las positivas.

Oh, pero a veces el juego de la libertad asusta, y por eso hay quienes prefieren el juego de la obediencia ciega, que aparentemente les exime de toda consecuencia y les deja siendo más individuo que persona.

Qué razón tenía Foucault¡! …y de ErichFromm ni hablamos.

Ahora, acerca de la galaxia ésta en la que nos tocó vivir, encontramos que la desobediencia perturba al sistema… al sistema social, el sistema laboral o al sistema familiar, porque sustrae al individuo del control que sobre él, ejerce la jerarquía, promoviendo y asumiendo que ese individuo sea incapaz de ser una autoridad responsable para sí mismo, o para si misma si es una individua.

Cada persona podría ser su propio ombudsman.

¿Vale la pena considerar la desobediencia como una alternativa?, ¿será verdad en la dimensión cotidiana en que vivimos, que la desobediencia responsable pueda promover la consolidación de la persona?

¿Qué clase de sociedad seríamos sí reflexionáramos acerca de las reglas, antes de obedecerlas mecánicamente? Hacer preguntas nunca ha matado a nadie… que cada quien construya su propia respuesta.

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